Cristo, Único Sacerdote

Cristo, Único Sacerdote


Autor: Alan Josué Saldaña García  Fuente: http://www.educaresamar.com/
Contacto del Autor: asaldanag@EducarEsAmar.com

Jesucristo ha instituido el sacerdocio, se ha hecho Él mismo Sumo sacerdote, Cristo es entonces el sacerdocio mismo. Ha consagrado a sus apóstoles, los ha hecho parte de Él, les ha dado el <<Poder>>, Los DONES del Espíritu Santo, solamente el sacerdote católico es consagrado, continuador de  ésta misma consagración de Cristo al mundo. El sacerdote en sí, NO ES NADA, el sacerdote es un INSTRUMENTO DE DIOS para el mundo, Dios le ha dado el poder a los apóstoles para perdonar los pecados, para expulsar demonios, para realizar su consagración.

El sacerdote es un servidor, un servidor de Dios para el mundo, dejar, borrar, quitar alejarse del sacerdote, es abandonar el amor, la realidad de Dios.

Dios se representa en cada hombre, se representa en los demás hombres de buena fe, que le siguen aun si no son católicos. Pero Dios no solamente se representa; actúa, vive y se sirve del SACERDOTE CATÓLICO. Quien continúa con la verdad y Palabra instituida hace 2000 años por Cristo a sus apóstoles y quienes ellos mismos instituyeron a sus alumnos y seguidores con la imposición de manos, así ellos mismos conocidos como Padres de la Iglesia, continuaron con ello hasta nuestros días.

Jesucristo es el verdadero, el único, el “Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec” (Hb 5,10; 6,20). Es el auténtico “mediador entre Dios y los hombres” (1Tm 2,5).

Un ser humano que ha decidido entregarse a Dios por completo, que entra y se consagra sacerdote, no es él sino es Dios. Cada hombre que le DICE UN SÍ grande y sincero a Dios, le dice a Él: <<ME ENTREGO A TI POR COMPLETO, SOY TU ESCLAVO, TU SIERVO FIEL, HAZ DE MÍ LO QUE DESEES>>. Que gran milagro, que gran valor, que desde el primer siglo hasta hoy en nuestra fe, en nuestra Iglesia, existan a un hombres que decidan ser esclavos del Señor, porque ser sacerdote no es SOY SACERDOTE, es SOY UN SACERDOTE, un CRISTO, UN SERVIDOR DE DIOS, no sé es como un empleo, como una profesión, no se es como un Pastor, se es parte de Dios, para que Dios me utilice para servir a los demás.

Gracias Dios mío por seguir con nosotros mediante el sacerdote, gracias a todos los jóvenes que desean ser hoy sacerdotes.

Gracias a los que ya lo soy, a los que se encuentran en algún seminario estudiando a cercándose para un día servir sin temor, perdonar, expulsar demonios, ayudar, y convertir el pan y el vino en carne y sangre tuya Dios mío.

Aquellos que solamente sirven para servir, y que por sí solos son inútiles, son pues siervos tuyos para la eternidad, servidores de Dios para que Él actué en ellos.

Perder todo ello, es perder a Dios entre nosotros.

<<Como en la Última Cena, Jesús nos dará su Cuerpo y su Sangre. Como a los Apóstoles, lavará nuestros pies, y nos pedirá que le imitemos: “Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve” (Lc 22,27). “Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros” (Jn 13,15).

Ese es nuestro Sumo Sacerdote, el Cordero que salva, el Hijo amado del Padre. A Él acudimos, cada día, con confianza: “Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado.

Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para una ayuda oportuna” (Hb 4,15-16).>>

Ello es la misa, ES LA CONSAGRACIÓN,  que gran milagro que gran don es ello, Dios actúa siempre en cada misa, en cada sacerdote instrumento suyo, para volver a entregarse como en la misma ultima cena con sus apóstoles. Ese el gran regalo de Dios a sus Hijos, nuestra misa,  nuestros sacerdotes, acerquémonos desde hoy con AMOR, CON LUZ Y VERDAD, adentrémonos a lo sobrenatural, que es DIOS, al AMOR.