Un camino de dolor, un caminar de amor

Este viernes santo, el mundo cristiano ha vivido el camino doloroso de Cristo hacia el Calvario, el Monte de la Calavera, para ahí morir en la Cruz. Juzgado de manera injusta, es torturado, golpeado, ofendido, abofeteado y escupido. Como si no bastara es obligado una vez debilitado a cargar un pesado madero con el cual será crucificado.

Es pues un verdadero camino de dolor, pero  es más que nada un camino de amor. Si, sumamente contradictorio y hasta loco puede sonar, pero así fue.

Cristo ha sufrido, ha sido golpeado, ofendido y sufrido todo ello por amor, por amor a nosotros. Él ha cargado con nuestros pecados, con la muerte nuestra. Nos ha salvado.

Cuanto nos ama que pagó el precio de nuestras culpas, y aun así hoy que somos libres de todo ello, le ponemos más clavos y espinas a Cristo, le golpeamos y escupimos más con nuestras faltas. Voltea a ver el crucifijo, esa figura sangrienta y muerte o agonizante de Cristo, que tantas veces nos decimos y preguntamos  por qué ello, es una imagen fea, dolorosa, porque mejor no ponemos a un Cristo resucitado, pues no, porque lo más grande, lo que debemos recordar es cómo y qué pasó antes para que Cristo pudiera resucitar.

Tuvo que sufrir, tuvo que ser maltratado, humillado y torturado para salvarnos, para resucitar.

¿Y aun así no cambias?, y ¿aun así no te da pena hacer el mal?

Tenemos el camino listo, el camino del amor ya listo y parejo, ya lo ha puesto Cristo al resucitar, solamente falta que no des la espalda y te vayas por el camino de la perdición, del pecado, de la hipocresía, del demonio. Sino por este camino de amor, que como amor abra dolor, pero nunca jamás como lo que sufrió Cristo.

El amor, la felicidad y la paz solamente se encuentran en el camino del amor trazado y emparejado por el camino de la cruz que marco Cristo, que nos ha dejado listo para ir fácilmente sin sufrir como Cristo sufrió y salvarnos. El otro camino es de ilusión, de mentira, odio y engaños parece ser una superautopista pero el demonio siempre miente y en medio camino los baches, los hoyos de la  infelicidad, del odio, den la angustia, de la desesperación y de la muerte de vida y espíritu se encuentran.

No te equivoques, sigue la verdad y la luz.